CEO Larga (16.04.2017)

Después de pasarme el sábado masajeando mis piernas repletas de contracturas y recuperándome a marchas forzadas -aproveché que no corría el sprint ni los relevos mixtos-, salí a la distancia larga con ilusión, ya que esperaba una carrera con pocas subidas y mucha navegación por bosque.
Para lo mal que tenía las piernas el día anterior las noto, no totalmente, pero sí bastante recuperadas. La subida fuerte a la 2 me la tomo con mucha calma porque no estoy para apretar lo más mínimo y confío en que el resto de carrera sí podré ir a buen ritmo, ya que es fundamentalmente de bajada o a curva de nivel.
Pero al salir de la 6 empiezo a dar síntomas de desconexión cerebral -supongo que todo lo acumulado empezó a pasarme factura-: salgo con el mapa orientado al revés hasta que me pregunto a mí mismo qué hago subiendo si había que empezar bajando. Después, teniendo claro que hay que abrirse a la izquierda para no caer demasiado, vuelvo a mirar el mapa y modifico la ruta, abriéndome aún más, porque veo al revés el 9 y creo que es un 6 y que además es la baliza que me toca picar -en realidad era la 7-. No es hasta llegar a este control 9 que me doy cuenta de mi error.
Pero lo peor estaba por llegar: a la 10 decido que lo mejor es abrirme mucho a la derecha para apenas subir y atacar la baliza en bajada, pero yo mismo no me hago caso y pienso que luego no será para tanto la subida. Una vez paso el riachuelo pierdo totalmente el contacto con el mapa, no entiendo nada y me toca relocalizarme. En la 12 vuelvo a fallar. En la 13 vuelvo a estar totalmente perdido sin entender nada. Y lo mismo llegando a la 14. Por fin acepto que soy incapaz de pensar y por tanto de hacer orientación y decido abandonar, totalmente impotente.
Experiencia personal aparte, creo que tanto la larga como la media de este CEO han resultado unos trazados estupendos en un terreno magnífico. Las mejores larga y media de los CEO que he competido en M-35.