CEO Media (2017-04-14)

Aunque esta temporada no he podido entrenar, a base de ir a las carreras y tras unos buenos resultados en Burgohondo, llegué al CEO con esperanzas de llevarme alguna medalla.
Nada más empezar, en la 2, pierdo 30 segundos porque llegando oigo a un tipo que dice "¿sabéis dónde está la 78? La 113 está aquí arriba". A mí me extraña un poco porque la esperaba más a mi izquierda, pero decido hacerle caso y empiezo a buscar por esa zona. Hasta que me digo a mí mismo que mejor buscar donde creía y, efectivamente, a 30 metros del tipo estaba el control (supongo que para él 30 metros eran una buena precisión).
Sigo a un ritmo bueno para la dificultad que tiene la zona. Pero en la 7 pierdo un minuto muy tonto, ya que entro al círculo sabiendo exáctamente dónde estoy, pero empiezo a sentir miedo a fallar y además no miro la descripción de control dando por supuesto que la baliza estará al norte de la roca. Buscando de roca en roca la encuentro y me doy cuenta de que está al este (¡justo lo que pone en la descripción!).
Las subidas de la 9 y la 11 se me hacen pesadas: la falta de entrenamiento y la prueba del domingo anterior supongo que me pasaron factura.
Con todo, acabo la primera parte de la carrera, la más complicada, pensando que estoy en la pomada -y así era-.
Como veo que lo que queda es más fácil y en bajada, que se me da mucho mejor que las subidas, aprieto todo lo que puedo.
Lo que pasa es que para ir tan fuerte y no fallar hay que llegar en mejores condiciones a la competición: acabo dejándome dos minutos entre la 18 y la 19 y adiós opciones de medalla.